sábado, 24 de octubre de 2015

Kak tebya zobut?


Con esta pregunta empezaba la clase de ruso de Amanda. Es una frase aparentemente indescifrable si nunca has hecho ruso, sin embargo, con la dedicación necesaria, es posible entenderla. Amanda quería demostrarnos que se puede hablar la lengua meta desde el principio. ¿Y nos convenció? Pues sí, al menos a mi me convenció.

¿Es probable que el alumno no lo entienda todo? Sí. ¿Puede que al principio esté un poco desorientado? También, pero si se hace de la manera correcta el alumno irá aprendiendo y comprendiendo poco a poco.

La clase, como decía, empezó con esa pregunta kak tebya zobut? Claro, al principio nos miramos entre todos y pensamos “¿qué quiere ahora?”, pero lo que hizo a continuación fue esencial: puso en ejemplo. Antes de que pudiéramos preguntarle qué quería decir, ella alzó la voz y dijo: “menya zobut Amanda”, mientras se señalaba a ella misma y, seguidamente, volvió a formular la pregunta anterior señalando a una alumna. Aquí, se resume gran parte de la idea que me pareció más importante de la clase. El contexto es esencial en una clase de A1, los alumnos no comprenden nada al principio, pero sí comprenden el contexto, y saben que cuando  viene un profesor nuevo lo primero que hace, o debería hacer, es presentarse. Una vez superado el contexto, ¿qué más es esencial? La ejemplificación. Hay que dar un ejemplo, un modelo de lo que quieres, del objetivo, y esto se consigue con gestos, mímica, movimientos, etc. Obviamente este ejemplo es muy fácil, intentar que un grupo de A1 entienda las instrucciones de una actividad es más complicado. Debemos siempre pensar en cómo explicarlo de una forma que puedan entenderlo, como por ejemplo, haciendo una parte de la actividad con ellos hasta que comprendan qué hay que hacer.

Durante la clase de Amanda pude entenderlo todo. Eso no quiere decir que entendiera cada palabra, ni siquiera sabía cuantas palabras había en las frases que pronunciaba, simplemente entendía lo que quería decir, lo que debíamos hacer, la idea principal. Esto fue gracias al contexto y a la ejemplificación, muy importante sobre todo en las instrucciones de actividades, pero el hablar poco y con frases cortas también era de gran ayuda. Poco a poco, iba asociando las palabras con significado y cuando empezamos a ver palabras y frases escritas lo vi más claro.


Esta clase me ha abierto los ojos sobre la dificultad de enseñar un idioma en niveles muy bajos. Ya no simplemente hay que pensar en qué tratar y cómo, sino en qué gestos hacer, qué ejemplos dar, controlar lo que dices para no hablar demasiado y confundir al estudiantes, etc. Esto es algo que solo la dedicación y la práctica me podrá dar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario